Por su brillo permanente, carácter indestructible y extrema maleabilidad, el oro ha ejercido históricamente una fascinación especial en diversas culturas.
El oro tiene un papel relevante en el simbolismo y la mitología
Prácticamente todas las civilizaciones antiguas generaron leyendas que subrayan el valor y la importancia del oro en sus sociedades. A pesar de las diferencias culturales y religiosas, el oro ha sido vinculado no sólo al plano económico, sino también al plano místico, en el cual se le han atribuido una serie de atractivos poderes eternos y divinos.
En el ámbito imaginario que produce esta mitología deslumbrante, el oro aparece como un símbolo de búsqueda o propósito de naturaleza incorruptible, entrelazado con la sabiduría suprema y la verdad absoluta. La Biblia contiene al menos 400 referencias que se asocian a sus diversos atributos, mientras que su color y aspecto radiante se vinculan al sol y a lo sagrado.
Valor Legendario
Este metal precioso destaca en la mitología griega en ejemplos tan variados como la leyenda del rey Midas y aquélla del Vellocino de oro, que tenía el "poder de la resurrección". De igual forma, el oro se distingue en las manzanas doradas del Jardín de las Hespérides, custodiadas por Ladón -el dragón de cien cabezas- las cuales "conferían la inmortalidad a todo aquel que las comía".
En la mitología azteca se creía que el oro era "el sudor del sol", asociación que lo convirtió en un metal increíblemente sagrado. Huitzilopochtli, el dios del astro rey, era también la figura principal de la guerra, los sacrificios humanos y las ceremonias más importantes. Las ofrendas y adornos de oro fueron determinantes en estos rituales, por lo cual no se trataba solo de un metal, sino de una encarnación de su deidad más reverenciada.
Apreciación Trascendente
En la mitología hindú, el oro también tiene una historia de origen divino ligada al Samudra Manthan o el "Batido del Océano". Según la leyenda, dioses y demonios agitaban el vasto océano para obtener el "néctar de la inmortalidad". Mientras removían el mar, utilizando una montaña colosal y una serpiente gigante, emergieron muchos tesoros, incluido el oro, un regalo que nace del "orden cósmico".
Para los antiguos egipcios, el oro representaba "la carne de los dioses", particularmente del dios del sol Ra. Su naturaleza indestructible simbolizaba "lo eterno y lo divino". Los faraones a menudo eran enterrados en ataúdes de oro para ayudarles en su viaje al más allá.
Abundancia y Belleza Eterna
Como parte de la mitología nórdica, Sif, la esposa del dios del trueno Thor, era conocida por la reluciente belleza de su cabello hecho de oro, que simboliza "prosperidad y fertilidad". Mientras que los celtas creían en el caldero mágico de Dagda, del que se decía estaba hecho de oro; este caldero de lustrosa construcción dorada era visto como un símbolo de "renacimiento y eterna abundancia".
En África surgió la historia del taburete dorado (símbolo sagrado de la nación Ashanti), que ejemplifica el valor intrínseco del oro en su cultura, al legitimar y simbolizar "la autoridad y el derecho divino".
Y así como la mitología china conserva una leyenda sobre una Montaña Dorada, la cual provee la "inmortalidad espiritual" mediante sus árboles de oro y plata, la cultura persa tiene a Simurgh, un ave mítica de plumaje dorado. La caída de sus plumas trae prosperidad a la tierra de forma épica, representando "bendiciones y purificación" de forma simultánea al poder enriquecedor del oro.
Es así como este metal precioso ha sido venerado, atesorado y profundamente integrado en la mitología de diversas culturas. Su magnetismo es innegable y las historias que inspira se han extendido por todo el mundo
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